Semana de la Mujer..Mujeres del Exodo.....

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Heber Ramos Paz, uruguayo (1924-) Inauguración 10 de setiembre de 1958 Ubicación Adosado a la fachada de la sede del Banco de la República, calles Cerrito y Zabala. Material Granito gris Material del basamento Granito gris
Descripción Grupo escultórico con tres figuras simbólicas de pie, constituido por un indio aborigen, una madre con su niño en brazos, y un gaucho. En el basamento se halla grabada la inscripción concebida por el escritor uruguayo Raúl Montero Bustamante: "El Éxodo del Pueblo Oriental (1811)fue la afirmación de la soberanía, de su genio democrático, de su indomable voluntad de ser libre".
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De siempre me agrado leer historia, tuve unas magníficas Maestras en Primaria, luego en la etapa Secundaria , los Profresor@s especializados en cada época fueron un basamento importantisimo para esa pasion por saber, no solo la historia de mi país y de América , sino del Mundo, desde sus origenes.
Realmene les agradezco a ellos lo bien que daban sus clases que permitieron el estudio e investigacion del mismo.
Siempre me fascino las Mujeres que fueron en el Exodo del Pueblo Oriental, dejaron todo y con hijos a cuesta fueron tras sus compañeros en busca de libertad.
Epocas en que las Mujeres no tenian tantos privilegios como ahora...son para mi heroínas, como actualmente lo son las Mujeres CHILENAS y HAITIANAS en dolorosa, vivencia , las de AMERICA EN SU TOTALIDAD , AFRICANAS, EUROPEAS, ASIATICAS , DE OCEANIA, ..... todas aquellas que llevan sobre sus espaldas las responsabilidad de una familia y muchas veces tambien la de traer sustento para la misma.
A ellas mi sencillo homenaje a través de las palabras de esta MUJER URUGUAYA nacida en el Dpto de Canelones:

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En el devenir tumultuoso de la historia de nuestra tierra, nada más que la voluntad de los hombres y de las mujeres permitió el sentimiento de la libertad. La libertad no es una idea ni un concepto abstracto, sino una forma de vivir cada día y cada situación que se presenta, una óptica permanente con la que se observa la realidad propia y la ajena.
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Ella fue el fundamento de la ideología artiguista y la base de la vida diaria de los orientales. Así, cada uno de los hombres que se levantaron en armas lo hizo por su voluntad, más allá de la ideología paterna, determinante en muchas familias del camino a seguir por los hijos y los nietos. La elección fue bendecida o dio pie a la ruptura definitiva, pero no resultó producto de la fuerza entre hombres cuyo sentido de la independencia y de la rebeldía se destacó en el continente americano.
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Por esto, la mujer oriental brilló con luz propia entre las de la región, poniendo en práctica su fuerza de voluntad para tomar las determinaciones en lugar de los esposos o los padres, aligerando el peso de las responsabilidades a quienes no podían partir a luchar o saliendo ella misma a la lid.
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No en vano buscó desde muy temprano la participación en las decisiones políticas; quizá en los años primeros de protagonismo, detrás del hombre como soporte e interlocutor válido e inteligente, aportando su casa, sus ideas, su oído atento. Más tarde fue participante activa en cada etapa de la evolución de la nueva república, trabajando sin desmayo en la humildad del anonimato o decidiendo por un colectivo, obteniendo el respeto de los otros o viviendo la pesadilla de la persecución.
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De modo que las mujeres de hoy son el producto de siglos de congéneres fuertes y decididas, siempre capaces de esperar sin permanecer estáticas, de criar y educar hijos libres que lucharon por ellos y por otros, que dejaron sus mejores años _y a veces su vida _ por el logro de sus ideales y la realización de sus esperanzas.
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La voluntad de decidir en tiempos en los que los varones lo hacían por ella, hizo de la mujer de nuestra tierra un baluarte que, aún hoy, es referente para quienes caminan en la vida en pos de la realización personal y comunitaria. Más allá de los versos y las canciones que ensalzan sus virtudes y su belleza, la fuerza del intelecto y de los sentimientos permanecen en quienes la continúan en los genes y en las conductas.
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La mujer criolla, la “orientala”, ha pasado a nuestra naturaleza humana en silencio y sin otra magia que la sangre y la tradición. No debemos relegarla a un olvido inmerecido. Es nuestro pasado pero se mantiene en nuestra herencia y en nuestra modalidad, siempre pronta a resurgir si la situación así lo determina, con la mente clara y la sensibilidad exquisita, con la férrea voluntad que la caracterizó y el amor sin condiciones, valiente hasta el sacrificio y firme en las decisiones.


La Autora:

María de los Angeles García Marichal
(Uruguaya)
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Para todas mi afecto.
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Abu
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